Versos para Marina

Cuántas veces caí en laberintos?
Cuántos habré resuelto pensando
¨qué haría Marina en esta situación?¨
pero no voy a hablar de mi, sino de ella...

A ella no le pesa llevar esa varita
que de niña la bautizó,
maga y capitana
de la simpleza y la frescura.

Los años no dañan su rostro,
dicen por ahí, que los sabios
no envejecen, nacen viejos
y con el don de reír sin caducar.

Hay flores vivas en sus vestidos,
azúcares empalagosos en sus recetas,
cariño y atención en sus manos
y una lógica urgente en sus palabras.

Sus ojos se hinchan cuando llora
y no pasará desapercibida su voz,
si una cucaracha amenaza con pasearse
sobre los azulejos del comedor.

Mientras la tinta mancha el cuaderno,
flotan en el papel los recuerdos,
de siestas en su cama
y sus dedos acariciando mi pelo.

Y no puedo evitar hablar de mi
cuando pienso en ella, que es tan parte de mi
como de esa esperanza que brilla en el universo
cada vez que una brisa la hace sonreir.

Ghost Busters

La brisa me aconseja ir con calma,
pero sigue latiendo el humano,
que busca transformar el ocio
en genialidad y la tinta en arte.

Las aves no se inspiran para volar
sin embargo, sigo buscando en los recovecos,
más inhóspitos de la conciencia,
un par de alas que le den sabor a mi sed.

Los grillos me indican que afuera hay paz
y sin discutir con ellos, les confirmo
que continuo siendo un loco que duerme
atrás de un par de puertas de madera.

La corriente del río me convida a descansar,
pero sigo tímido para aceptar
y le doy uso a unos músculos
que alimentan al tonto orgullo.

Una rama se clava en mi pie,
una mosca me jode al pasar,
una roncha comienza a picar,
me siento vivo si no pienso como continuar.

Una piedra quieta

Las agujas se estancan,
el reloj quedó ahogado,
una mente se escapa sin dejar rastros
para no saber como retornar.

La bruma se adueña de las huellas,
Pedro imagina unos riffs y les da vida,
mientras un perro rompe
con la quietud de la calle de tierra.

La mente se niega a recordar,
se asume perdida en la tranquilidad
de haber rolado hipnotizado
por la brisa que arremolina al pasar.

Un torso danza enloqucido,
palabras se escurren como gotas
que las hojas dejan caer para que la tierra
beba y sea sangre en la conciencia.

Nada va rápido, nada va muy lento,
la mente sigue dispersa en tantas partes
como el polvo permite abrir
y el alma es la amalgama que forma la piedra.

Almas juntas llegan al más allá

Cuatro cuadras atrás aulla el mar,
dos mil años luz después parpadea la estrella,
tres lunas antes cruza nadando el mangue,
diez centímetros de pelo más tarde vuela.

Puedo medir absurdamente
la distancia entre el cielo y el averno,
sabiendo que no hay principio
ni fin si desprecias el calendario.

Puedo pasear entre las aguas
sin ver más que lo que mis oídos quieren,
sin escuchar más allá
de lo que mi piel enamorada siente.

Sesenta picaduras de mosquito después,
entiendo que rascarse no sirve,
seis mil kilómetros al sur
sueño con este mar desde la almohada.

Puedo confesar bajo esta luz de atardecer,
que no tiene sentido abandonar al amor
si en todo momento descansamos siendo uno
junto al resto de las almas encantadas.

Libre sin fin

No culpes al engranaje,
tu suerte no es más que una ilusión,
una tormenta, una lluvia pasajera,
una brisa, un suspiro que se va.

Las redes son tan delgadas
como los cabellos de una araña
que se hamaca en la pata
de esa luna que brilla cuando la ves.

No sos la tuerca misma,
ni la sintonía fina vibrando,
hay más que espacio y llantos,
somos más que sueños pesados.

Cuando cumplas con lo propuesto,
no esperes más que eso,
la excelencia es, apenas, apariencia
si el circo deja de rolar.

Respira y mastica el aire
hasta que quedes sin ganas de más,
las certezas son polvo cuando descubrís,
que no hay más lindo que vivir.

Luna llena se marcha

Algunas nubes plastifican
retazos de un cielo
que se asoma, siempre quieto,
en tonos claros de pureza.

El agua y el viento
le dan vida al paisaje,
olas se derrumban pesadas
lastimando la arena azul.

Hay mucha gente buena ahí afuera,
que se divierte husmeando
entre los aromas grises
de la madrugada bacana.

Hay varias almas tiernas
latiendo en el horizonte de atrás,
germinando con el sentido de paz,
descansando con la tranquilidad del mar.

El frasco va tomando color,
el relleno parece dejar de ser martirio,
se ve jugoso, espumoso y cálido
en la caminata elegante de una paloma.

Rojos, naranjas, grises y celestes
se mimetizan en la marcha calma
de la redonda luna sabia
que lleva sus sueños a otras camas.

Una madrugada

Enciende con su índice derecho un tabaco,
su mano izquierda alza
esa botella que jamás soltó
y bebiendo eleva una llama triste interna.

Ríe, creyéndose capo en la eternidad,
balbucea algo borroso al oído
de ese monstruo que durme a su lado
y se marcha en paso desvalanceado.

Esquiva a saltitos sus cordones desatados
que amenazan y son peligro
en un largo retorno de madrugada
hasta ese mismo hueco en el espacio.

Entonces sus ojos ciegos
se desvanecen y sus bruces
se estropean contra el asfalto
en el intento de mantenerse parado.

Busca dar otro trago,
mas la botella ahora es vidrio quebrado
y el vino es vómito divagando
por ese cosmos que se aburre al verlo pasar.

Una noche del sol

El miedo es eco inagotable,
en su soledad, ya sabe que será
una caña al aire tras cenar
y que así continuará el ciclo todas las noches.

No alcanza alimentar con su ego
esa vía láctea que tanto lo necesita,
no sirven las mil estrellas guapas que ya desvistió
y nunca son suficientes las botellas que destapó.

No hay nada que tape su tristeza,
no existen escobas para barrer ese destino
que lo condena a ser sol por siempre,
hasta que el misterio, un día, apague su llama.

Ciento dos litros y cuarenta lunas
que levantan sus polleras
y ese baile patético, que a tropiezos,
lo lleva a cruzar la puerta.

Su mano está acompñada,
su barba está empañada,
su llama brilla sólo en ese lugar
y él se engaña otra noche, sin poder amar.

El artesano invisible

El viento es el primer artesano,
va rolando hasta darle forma
a esa gota de agua que en el espacio
aguarda el calor del sol para ser vapor.

El viento inventa desde el comienzo,
sabiendo que no hay principio
y que es en vano detenerse a buscarlo
porque así lo quiso su alianza natural.

No sabe de disfraces egoístas,
ni desespera en la oscuridad,
no conoce la soledad,
ni se amarga al ver la espalda del mar.

Nunca se frena para contemplar,
él crea siempre a tiempo
sin depender del cemento,
ni de las opiniones de los demás.

El viento es el artesano mágico,
el que da la base para caminar,
el que gira sin rumbo cierto
marcando el rumbo de los demás.

El amor que trajo la brisa

Lo real no se mira
lo irreal te sublima
lo ideal te desanima
lo primordial se encamina.

El universo vibra,
como vibra tu sangre
cuando envuelve tu alma
y te hace de acero el amor.

Lo real crece
lo irreal padece
lo pasajero perece
el amor te merece.

No hacen falta caparazones
cuando el miedo se acobardó
y no quiere salir de su cuarto
porque es vulnerable sin su don.

Lo real es espíritu
lo irreal son tus ojos
lo natural es sabiduría
lo ancestral la medicina.

El fantasma se desorbita
el corazón en sintonía gravita
el aire se torna rosa
y el amor llegó con la brisa.