hubo algo que vimos que funcionó
y lo reproducimos con nuestro toque
puede ser cool, o estar disfrazado bizarramente.
Así pasé el colegio casi sin estudiar
sentado detrás de algún inteligente
aprovechando al máximo el largo de mis párpados
copiándome del que había escrito la respuesta.
Es que no sabía nada, no creía en nada
dudaba de todo lo que leía, de lo que me contaban
esas historias de héroes montados a caballo
de rifles, barcos y de cadenas rotas.
Nadie nos habló demasiado del universo
se nombraba mucho a Dios, casi te obligaban a creer en eso,
a sentirlo allí flotando en el mismo aire
que sostenía las atrocidades humanas.
Probablemente es más sencillo cargarle
el peso de nuestros miedos a la barba de Dios
y así, continuaremos copiándonos unos a otros
en nuestras previsibles historias humanas.