La rana Rosa

Se la ha conocido por ser una rana paciente
que una vez, de pequeña,
encontró un cuerpo de serñora
al que decoró con unas gafas insolubles a su moda.

No es tan fácil localizarla,
un espíritu de esa nobleza
no se ve de cerca si estás reunido
en el chato discurso de la velocidad.

Sin embargo, si por casualidad,
te encontrás con esta rana sagrada,
ella no dudará en dejarte pasar
y preparar su mesa para almorzar.

Ha aprendido a no ser protagonista,
eso se lo ha dejado a quienes
no quieren ver más allá que acá,
ella no conoce el rencor, ni la maldad.

Su mirada es sincera y dulce
como su manera de hablar,
como su calma para escuchar
y sus silencios para darte libertad.

Le han dado el nombre adecuado,
aunque no la conocerás
bajo ese color tan elemental
hasta que atravieses su disfraz imaginario.