El cielo de los peces

Decime si creés en tu destino
decime, quién te atrapó en esa red?
disfrazame de piloto en este viaje
que apuesta a cruzar el infierno
y regresar al cielo de los peces.

Llamame entre las lluvias
contame como te fue al regresar
soñame bailando entre estrellas
jugando a ser un silbido que cae
desde el pico de la montaña.

Enseñame a morder la naranja
mostrame como te acurrucás entre sábanas
mientras dibujo un ave en la pared
buscando la maldita llave
que apaga el fuego del suelo.

Corregime si te miento al decir
que el viaje es más liviano al ritmo del tambor
que el diablo no deja de golpear
si no existen aquí, el sol ni el mar
ni las palabras manchadas.

Decime si aun creés en tu destino
decime, quién te paga por él?
seducime hasta el último instante
puede que en él encontremos
eso que creímos que ibamos a tener.

Las horas, los minutos

Las horas se van
vuelven minutos rellenos
y la manzana se pone agria
sobre un mueble de cemento
que espera ser trapeado.

La tipa ni se acuerda porqué
pero llora con la fuerza del mar
el tipo ya se olvidó porqué
y no pasa más los domingos
cerca de la barra para verla.

El vidrio roto que espera cortar
la llamada del celular que jamás suena
la tristeza que un amor deja
ante la pirámide de oro
que solían levantar juntos.

La tipa quiere entender
el tipo ni se avispa del mal clima
y entre el tedio de la espera
una corneta abre los vientos
que cortan sus caras sureñas.

El sur se fue con las horas
la pasión se esfumó con los minutos
los rostros se endurecieron
mientras los egos crecen
mientras los segundos duelen.