Somos humanos

Somos parecidos pero distintos
están los que usan billetera
los que la llevan en el bolsillo
o los que sólo dibujan su firma
al momento de la cuenta.

Cada tanto te cuestionás en que skin estás
cómo te sienten o ven los demás
porqué estás aquí ahora y no allá
cuándo fue que decidiste envejecer
quién te ató a este instante.

Como una ola cargada de agua y espuma
las ideas se acercan, lo mueven todo
rompen y se van junto a la corriente
sabiendo que volverán desafiantes
para asustar al siguiente humano.

El silencio te declara la guerra
que notás que puede ser un desastre
si no fijás con palabras que suenen
en el aire del espacio de aquí
de allá, del entorno infinito.

Somos iguales en eso
de no poder verlo todo con nuestros ojos
lo que lleva a veces a fiar
de otros sentidos para percibir
qué es lo real y qué lo irreal.

Somos tan parecidos por dentro
llenos de sentimientos, de preguntas
de voces que pasan diciendo
que el infierno existe ahora
y que el paraíso también está.

Punto muerto

Brillaba cuando la aventura era piel
los mapas me excitaban hasta los pelos
dibujaba con pasos en arena y tierra
respiraba sabiendo que era aire
escuchaba sabiendo que era naturaleza.

La aventura se evapora en el olvido
no quiero abrir los ojos
no hay razón para salir de la cama
ni diversión detrás de la puerta
estoy hueco, vacío como un opi.

Aunque ni siquiera tengo tierra
no soy quien pretenden que sea
no me parezco a ese que quieren que sea
me niego a ser ese que desean que sea
me niego rotundamente a ser.

Ya no me importa la igualdad
es ficticia como un slogan copiado
me aburre lo que leo, lo que escucho
me incomodan el entorno y el cemento
me fastidia no querer abrir los ojos.

No recuerdo cuando perdí esa vibración
sólo se que no la encuentro
que ya no siento más en colores
soy un daltónico mirando esa película
muda, en blanco y negro.

Cerebro aburrido - cerebro abollado

Mi cerebro está abollado
sangra lava caliente
desperdicia los minutos
se enrosca como una serpiente
en un árbol del sin sentido.

Tengo todo, quizás nada...
siento nada y me opongo
porque hay rastros de sonrisas,
aun veo las huellas que dejé
aunque el tiempo quiera borrarlas.

No puedo conformarme
si el camino me llama en el tedio
me urge en las venas salir,
colgarme la mochila del aprendizaje
me urge despertar cerca del mar.

Otra vez la ciudad,
mi nemesis, mi excusa rebelde
para dejar todo lo que utilicé
lo que quiero e intoxica
lo que ahora a penas veo con tristeza.

Y junto con la ruta aparece
la voz de la soledad que pica
como aquel pájaro loco
lo hacía en un poste de luz
del paraiso nica.

¿Quién se hará cargo del dolor?
¿Quién del agua salada de nuestros ojos?
un mar inmenso formaremos
con lo que ya no es nuestro
con lo que ya no es de nadie.