es que siento que esta realidad nos gusta
no quiero despertarme
aunque si pellizco mi brazo duele
y entonces ya no dan ganas de dormir.
Es que la semana puede empezar
tan dulce que ya no distingo
si el Kun está festejando porque ya vió
como esa bola que tocó en mi sueño
se hunde contra la blanca red.
Las tribunas amarillas se destiñen...
se aceleran los corazones amotinados
suena el pito y con él bocinas
hay gritos, sirenas merodeando el barrio
palmas, cornetas, alegría y llanto.
Nos pellizcamos, un país se pellizca
pero no duele, el corazón late
como cada bomba que cae en Gaza
aunque eso si que duele demasiado
y aunque riamos, no debemos olvidarnos.
Nos abrazamos, un país se abraza
nos gusta, porque el corazón nos late
tan fuerte que desde Marte nos escuchan...
mientras el calor de estas almas le gana
a un invierno frío que despiadado marcha.
Nos arrodillamos, un país se arrodilla
agradeciendo, porque el corazón nos late
tan fuerte que desde las estrellas aplauden
por el calor de estas almas es un sol brillando
entre cielos celestes y nubes blancas.