Dos universos conspirando

Nunca se necesitó un contrato...
las hojas son más lindas
cuando aun cuelgan de las ramas
que silban por encima del cuerpo humano.

Nos conectamos con una simple mirada,
si las palabras sobran por estos tiempos
y las enseñanzas aburren en el aula,
el truco es salir a tomar sol en el patio.

Quizás mientras la profe no mira,
podemos encender una fogata en el tacho,
viajar con "un astronauta y una bruja",
y lanzarle la bola navideña al canoso diablo.

Podemos probar si funciona nuestra telepatía
en algún religioso examen de biología
y aprovechar el tiempo tomando una radiografía
al culo más redondo que pasee por el pasillo.

Podemos ser escorpiones y toros,
búfalos, peces, tigres o caballos,
podemos ser ratas en techos sin reparo,
pero pactamos jamás ser esclavos.

El escenario del teatro escuchó murmurar,
dos universos conspirando entre sus gradas,
amarse en lo eterno de este establo
para no cargar con el peso de ser ordinarios.