Poesía para el rojo

El rojo descendió
estoy tan triste que podría llorar
tan triste que hoy puedo llorar
abrazado a mi viejo
mirando el partido por tv.

La cancha está llena, sí
y prefiero ser amargo
y putear hasta el cansancio
para que corran,
para que jueguen bien.

Mi infancia en la cancha
y los recuerdos de campeón
parecen desaparecer
parecen marchitarse, hundirse
parecen no ser reales.

Pero estas lágrimas
son tan saladas como aquellas
que llovieron como el cabezazo de Pusineri
contra el segundo palo
mientras la tribuna se caía a pedazos.

Esta locura que ahora llevo
es tan real como aquella
con la que sentí que el fútbol era facil
mientras veía al Kun ir bailando
con el papelito colgando del botín.

Que sea entonces corta la tristeza
porque nosotros hablamos
siempre de nuestros logros
de nuestro orgullo, nuestro talento
así somos nosotros.

Escogiendo la nave

Podés volar
para eso existen los aviones
podés nadar
para eso las antiparras
podés subir
para eso están las patas.

Podés elegir
los bosques con hadas
los lagos con duendes
los mares con sirenas
los sapos de río
o los sueños no son nada.

Podés sentir
entre los juncos
sobre las montañas
detrás de las brisas
el encanto del sol
de la sombra
y de los colores.

Podés sentir el universo
correr entre tus dedos
sabiendo que si jugás
bien el juego
la vida puede correr
al tiempo de la música
más bonita.

Podés jugar donde sea
porque así es la juventud
así es el amor
así el espíritu
así es el ser humano
divino ser humano
en el divino día de hoy.

Meditando con Ray Charles

El día se define en un detalle
por más grueso
haya sido el sol
la neblina
la penumbra
o los títeres que imaginamos
el día se define en un detalle.

En una pelusa
en un pulpo de goma
en una vocal
en el destello
de un blues viejo
con sonido viejo.

En la prueba
de que al escritor
no se le debe secar
nunca la pluma
la pluma
que nadie toca
en la que él confía.

Se define en un ventilador atorado
en un viejo niño
en una sonrisa
en unas canas al viento volando
en un día de sol
de nubes
de edificios
y destellos.

El día se define en lo delgado
de una pausa
en lo llano de un llamado
en el acento
o en el timbre
de un blues viejo
con sonido viejo.