Unhappy ending

Cargado el techo de preguntas
no puedo escapar mirando la almohada
pues siento el empuje que me hunde
con cada respiro en la inercia.

Podría abandonarlo todo una vez más
demostrarle a los cielos que todavía camino
agotar mi espalda llevando el pasado
a buscar el lugar donde pertenezco.

Escucho la mugre maullar al costado
mis dientes caídos del futuro aparecen
mientras un torbellino sentimental
bate mi vientre y lo quema.

Podría apretar el gatillo contra mi sien
aunque ni me alcanza para las balas
tal vez lanzarme desde la terraza
o cortar mis muñecas a cuchillo.

Miento cuando digo "estoy bien"
me aburre el juego del laberinto
pues se ha estirado demasiada la salida
y nunca fui más que un niño.

Rosita en sueño

Me despierto con garganta seca
preguntándole a la tía de los sueños
si siente frío allá, en la zona de inmortalidad...
-¿podrás superar el invierno?
acá está agobiante el calor del infierno tierra,
nos cubre vapor y humedad.-

-¿Existen todavía las siete notas
del otro lado del muro tía?
¿Podremos olernos o vernos?
¿Descubriremos que hay fuera
del planeta que grandes científicos
hoy aseguran es redondo?-

Imperceptibles movimientos de traslación
y rotación en plano terrenal...
tampoco encuentro respuestas oníricas,
me fundo en teorías ajenas
refuto o afirmo de acuerdo a la conveniencia
y me permito dudar de todo.

Imagino, tal vez, ¿por mi cuenta?
como son allá tus colores
lo real de las estrellas
que mis poemas al sol no son en vano
que el viento es más que un invento
y que ahí también existe el chocolate con almendras.

Se te extraña por estas tierras tía...
ya que a veces no logro decirlo en sueños
te escribo en unos cortos versos
por si en el paraíso de los espíritus
el wi fi cada tanto funciona
y te sumás a leer el peso de mis letras.

16 años de poesía

Añoro y fue real una de mis primeras poesías
que manchaba con acidez juvenil
sobre lo gris oscuro de las fiestas de fin de año
donde mi cuerpo y mente no tenían intenciones
de festejar nada...mi mejor amiga había muerto.

Había tendencia suicida, tabú familiar
rincones cargados de odio y mugre
una mirada fría, cansina, que pedía a gritos
que el viento se llevara esa pantomima europea
de festejar el nacimiento del resurrector.

En verdad con el tiempo entendí
que mi odio no iba a quienes festejaban
ni contra la avasallante religión cristiana
ni siquiera contra el Dios que se había quedado
con el cuerpo y aire de mi gran compañera.

Mi odio latía como trueno de tormenta
por el dolor, la falta de su compañía
porque la más sabia de mis guías no aparecía
y yo me quedé con demasiadas preguntas
como para querer escuchar el silencio.

Habían esas fiestas detonado la bomba...
desataron mi pulso y mi birome con tinta roja
dieron luz al cable que me conecta con el infierno
en donde cada tanto visito a Satanás
para morder trozos de carne cruda de su plato redondo.

El jueguito de la paranoia

Destrozé la pared de concreto
con una poesía que esbocé en el aire
no hubo algo que pudiera alcanzarla
ni detenerla en su marcha constante.

La moda popular es tan barata
que cualquier gato puede comprarla
barnizarle los bordes, lustrarla
y vos la comprás como si fuera nueva.

A esta altura lo único que a claras se ve
es que no importa el color de la bandera
ni las siglas del partido
los que enriquecen son siempre los mismos.

Aunque el slogan se vea bonito
el "cambio" o el "para todos"
es puro anzuelo en la gran pecera de mierda
en la que nos propusimos flotar.

Y los mismos siguen tranquilos
con la caña clavada en la arena
esperando que piques y muerdas,
que lastimes tus encías para arreglarlas 
con su hedionda obra social.

Y la seguridad, eso que ni Dios pudo garantizarte,
es el caballito de batalla
como dice Fede, "para imponerte los miedos"
y que desagotes allí tus monedas.

De golpe atendiste que no querés vivir preso,
sin embargo, en el frente de tu casa ya hay
más cemento y rejas que ventanas
y por todos lados cámaras espías, trabas, cerraduras...

Viral de wassap

En el departamento donde vivo
hay más pantallas que almas
más noticieros que música
menos sol que lámparas.

En las calles que mis zapatillas pisan
veo más autos que bicicletas
más grafitis políticos que de poetas
y gente que no baila.

Parece que el tedio ha ganado...
por momentos me siento dominado
por las razones del desarraigo
entonces me conformo con el colchón
y el ventilador que gira.

El calor profundiza la picazón
inflama mis pies, los hace sudar,
viajes me llaman desde sus fotos
y mi oído está ensanchado como trombón.

El mapa continúa variando
pero mi vista está estancada
no veo el paraíso, ni el infierno
la comodidad le ganó a mis ojos.

Mi mente suele escapar en la risa
y aunque haya más textos chatos de wassap
que prosa divagando en 2017
no tengo prisa, acepto el mundo como mundano.